Domingo soleado. 20 grados Celsius a las 11:00. A esa hora debíamos encontrarnos todos los convocados en las gradas, no obstante lo cual sólo había 9 palomos. El rival, en numero aprox de 25 ya ha bajado al vestuario. Nos juntamos 14 y bajamos a cambiarnos.
Salimos a calentar con cuentagotas. Ellos cual gladiadores pese a la cual se nos ve excesivente confiados ante la excesiva juventud de muchos de los adversarios o de la madurez que atesoraban otros. Incluso el grosor de algunos de sus jugadores no parecía amedrentarnos.
Forman por Palomos los siguientes jugadores:
También jugaron Vasko, Alberto, Spider y Borjita.
Y empieza el despiporre. 10 minutos en los que poseído por el espíritu palomo el equipo juega a mostrar los exquisitos modales y formas aprendidos en las más estilosas academias de buenas maneras de los más burgueses y adinerados barrios de Oxford. Porque joder, se notaba a 10 km que los muchachos de Hortaleza querían jugar a lo que estaban jugando. Dentro de nuestra 22 relanzando a sus delanteros, haciendo infinitos picandgous como si en una espantosa regresión temporal estuviéramos en Escocia en los años 80.
Los de Hortaleza, embravecidos, percutían y percutían y percutían. Y así consiguen que nos pite golpe, cobardemente piden palos y se adelantan. Y parece que el playbook de estos chicos nos gustaba porque fue sacar y poseídos los rivales por una furia demoniaca siguieron percutiendo percutiendo y percutiendo y en una de esas ensayan bajo palos y transforman. Así que vaya, en 15 minutos 0-10.
En ese punto, un pensamiento colectivo debió fluir en nuestras huestes puesto que conjuntamente decidimos que no estábamos en un salón de te en el que debíamos mostrar lo exquisito de nuestra educación permitiendo al rival jugar a su antojo y a lo que querían. Se cambia el chip. Empezamos a mover nuestra línea. Balón que caía dentro de nuestra 22 se mandaba a la suya. Y llegan entonces nuestros momentos de mejor juego. Empieza a haber apoyo, la almedrita se mueve y con solvencia, soltura y desparpajo ensayan Rocha y Pablete. Después GI Joe, viendo despistados a los de Hortaleza saca golpe a 5 rápido y ensaya bajo palos, siendo así que Pablete transforma.
Así acaba la primera parte, en la que Katanas y los cojonazos que tiene se tuvieron que marchar a los 10 minutos entrando a sustituirle Vasko.
En este primera parte las meles, algo inestables, funcionaron. Incluso nos llevamos alguna touch.
Esa seria la tónica en la segunda parte en cuanto a estos aspectos del juego. Ya iniciada descubrimos pesarosos que estos chicos de Hortaleza tenían una línea de tres cuartos. Y guau, nos clavan dos ensayos en los primeros 10 minutos con jugaditas más propias de seven. 17-24 y caras de asombro. Entran Alberto, Spider y Borjita en sustitución de Don Yus, Balado y Gurpegui. Qué felices se las prometía el tercero jugando en su natural posición cuando Pablete en un arrebato de furia literalmente vuela por encima de un ruck, cual si la cena de hoy dependiera de probar sus habilidades emulando a Superman.
10 minutos fuera. Estamos uno menos y perdemos. Queda media hora. Luchamos, no le perdemos la cara al partido y en una de esas Fede descubre que los intervalos de la línea de Hortaleza son autopistas de 4 carriles, y con una maniobra de evasión espectacular anota.
Estamos en empate. Quedan 15 minutos en los que mayoritariamente jugamos en su campo con buen orden. En una buena jugada de la línea Rocha ensaya bajo palos. Pablete transforma.
31-24 y 5 minutos para el final. Y sufrimos con dos cojones. 5 minutos en nuestra 22 sosteniendo las acometidas del rival que en una última y eterna jugada nos tuvieron dentro de la línea de 5. Defendimos con dureza y criterio de modo y manera que forzamos que cometieran un golpe y se acabó.
Y pasemos ahora sin dilación a mencionar al jugador iconico de palomos. Al anverso y al reverso. Al ying y el yang. A un tipo capaz de los mejor y de las mas emblemáticas palomadas.
Sí, es Pablete. Qué tío más grande joder. Capaz de hacer un slalom con quiebros y requiebros. De sentar en una arrancada a tres rivales, pero también de otras cosas.
Y sí. A 10 minutos del final Pablete recibe un balón en inmejorables condiciones. La línea de ensayo está a 15 metros. Pablete recoge el balón. Nuestros tres cuartos están desplegados en perfecto orden. En la línea de Hortaleza hay un gordo que anda como despistado y un chaval con cara de susto. Pienso en mi fuero interno que la cosa esta hecha y de repente Pablete le da tal patada al balón que aún está siendo buscado por Colmenar. La hora de comer se aproximaba y esto puede nublar el entendimiento.
Muchas gracias a Borjita por la crónica.
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